El acto comenzó con una representación denominada “La vendimia de la vergüenza”, en la que los vecinos que acudieron a la convocatoria simularon llevar en sus espuertas el resultado de lo que será en un futuro el fruto de una producción rodeada de purines y contaminación acuífera.
Siguieron con la jota tradicional manchega, que bailaron delante de las puertas del ayuntamiento de Quintanar del Rey, con dos enormes pancartas de fondo en las que se manifestaba claramente la negativa de todo un pueblo a la instalación de este tipo de producción industrial.
La letra de la jota se adaptó a las reivindicaciones mantenidas por las plataformas y asociaciones y, entre otras cosas, decía lo siguiente: “A La Mancha manchegos llena gorrinos/ para que se los coman luego los chinos/ y si viera su tierra ahora el Quijote/ cogería su caballo y se iría al galope […] Mientras Castilla la puebla/ de gallinas y marranos/ nuestros pueblos se vacían/ y miráis para otro lado”.
Como punto y final se escucharon las voces de la representante de los vecinos de Quintanar del Rey, de Cenizate, de Villalba de la Sierra y de la presidenta de Pueblos Vivos Cuenca. Todas ellas reclamaron una moratoria urgente que frene esta barbarie medioambiental que está afectando negativamente a la vida de sus pueblos.
De nuevo, se volvió a recordar la resistencia que las zonas rurales están mostrando ante las continuas autorizaciones que otorga la administración autonómica y que están multiplicando exageradamente el número de cabezas de cerdos de estas grandes factorías. Dichas autorizaciones se están ofreciendo aun a sabiendas de las desastrosas consecuencias que derivan de ello: riesgos para la salud pública y para el territorio.
Cada vez son más los pueblos que engrosan la lista de aguas contaminadas por el efecto de la elevada concentración de nitratos. El último ha sido la pedanía de Villarejo Seco donde, a través de un bando emitido el 5 de junio pasado por el ayuntamiento de Villar de Olalla, se anunciaba que la Consejería de Sanidad ha declarado sus aguas no aptas para el consumo. Estas macrogranjas porcinas, cuya expansión se dibuja en los mapas proporcionados por la asociación Pueblos Vivos Cuenca, no hacen sino aumentar el riesgo real de contaminación de acuíferos por la filtración continua de los millones de litros de purines que se esparcen en una tierra que ya no es capaz de absorberlos.
Estos son los motivos por los que Quintanar del Rey y todos los pueblos de Castilla La Mancha afectados se movilizan una y otra vez alertando del peligro al que están siendo sometidos por parte de la administración autonómica que no deja de permitir macrogranjas y ampliaciones que ellos llaman “no sustanciales” y que suponen la multiplicación continua de cerdos en toda Castilla La Mancha y, últimamente, y con especial saña, en toda Cuenca.
Los vecinos quieren que su voz se escuche y quieren advertir a todos de que esto no es una cuestión de un pueblo (uno de sus lemas es “ni en mi pueblo ni en el tuyo”), sino de todos, porque la ley vigente solo beneficia a los grandes promotores y perjudica a los pueblos y a sus gentes, permite, por ejemplo, instalar enormes granjas industriales intensivas, ya que cuando se habla de impacto ambiental no se tiene en cuenta la suma de los efectos medioambientales de varias granjas cercanas, sino que se miden de forma individual. De continuar así, el daño en poco tiempo puede que sea irreversible e incompatible para la vida de las zonas rurales. Por eso piden una moratoria urgente de la concesión de estos macroproyectos.