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Día Internacional de la Tierra: los efectos de la ganadería industrial

Cada 22 de abril se conmemora el Día Internacional de la Tierra, una fecha para reflexionar sobre el impacto del ser humano en el planeta y para tomar conciencia sobre la necesidad de proteger el planeta frente a la contaminación y la sobreexplotación de recursos naturales.

Este año el lema elegido es: «Recuperemos la Tierra«. Se trata de todo un llamamiento a reducir el impacto de las acciones individuales de cada uno sobre el planeta al tiempo que nos recuperamos, como especie, de la crisis sanitaria del covid_19. Crisis que, precisamente, está representando un riesgo enorme tanto para la salud pública como para la economía mundial, pero también para la diversidad biológica. Hay que aceptar, hoy más que nunca, que todas y todos tenemos una responsabilidad como parte de la solución.

Tenemos que poner de relevancia la importancia de la biodiversidad y su impacto en la vida humana ya que inmersos en la pandemia, la biodiversidad puede ser parte de la solución, ya que una diversidad de especies dificulta la propagación rápida de los patógenos.

Tenemos claro que en Castilla-La Mancha, las políticas de prevención de pérdida de biodiversidad brillan por su ausencia. A día de hoy, son necesarios instrumentos legislativos que determinen la transformación de explotaciones intensivas a ecológicas, necesitamos que se destinen fondos de apoyo para esa transición. Y para ello deberían empezar por aprobar una moratoria que paralice las autorizaciones de explotaciones porcinas intensivas en la región en tanto no se defina y se ejecute un Plan Estratégico de Ganadería Intensiva que valore de forma detallada y rigurosa el impacto ambiental acumulado de la ganadería intensiva en Castilla-La Mancha.

De esta forma actuarían en coherencia con la Declaración de Emergencia Climática que decretó la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha en septiembre 2019.

Las macrogranjas están poniendo en peligro nuestra salud, el desarrollo social y económico sostenible de nuestros municipios, además del medio ambiente, y con ello, la consecución de los objetivos del Pacto Verde Europeo. Gracias a que su actividad acapara los recursos naturales y genera una gran cantidad de residuos y purines que se filtran al suelo y al agua y contaminan el entorno. Un modelo de producción intensiva que hace muy difícil la supervivencia de explotaciones ganaderas familiares que son las permiten un desarrollo rural sostenible y ayudan a fijar población en el territorio.

Recordemos que en 2018, la Comisión Europea inició un procedimiento de infracción contra España por incumplir la Directiva de nitratos de (1991), cuyo objetivo es “proteger la calidad del agua en toda Europa evitando que los nitratos procedentes de fuentes agrícolas contaminen las aguas superficiales y subterráneas”. Ante la falta de respuesta, en 2020 el organismo dio un ultimátum a nuestro país para que subsanase las deficiencias. Si no lo hace, el caso llegará al Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que podría imponer sanciones millonarias que tendría que asumir el Estado y no los responsables de la contaminación (las integradoras), que encima son quienes se están enriqueciendo a costa nuestra.

En Pueblos Vivos Cuenca lo tenemos claro, no queremos macrogranjas #NiEnTuPuebloNiEnElMío.