- La plataforma ha expuesto al alcalde los impactos negativos que ha causado la ganadería industrial en el municipio: apenas ha creado empleo y ha abierto una brecha social para la convivencia del pueblo
- El alcalde reconoció que no dispone de personal para ejercer el control de los vertidos ilegales de purines y aseguró que los proyectos de dos nuevas macrogranjas no reúnen las condiciones necesarias.
El pasado sábado 22 de abril cuatro miembros de la plataforma ciudadana Salvemos la Serranía – Stop macrogranjas en Cardenete y Comarca (integrante de Pueblos Vivos Cuenca)mantuvieron una reunión con el alcalde de Cardenete, Francisco José Cócera Terrádez, en la que se hizo entrega de las firmas recogidas por la plataforma reclamando acciones contundentes contra los impactos medioambientales y sociales que la instalación de macrogranjas de porcino está teniendo en el municipio.
Se realizó la entrega conjunta de tres grupos de firmas recopiladas en diferentes momentos para dar cuenta de la constancia de la demanda ciudadana. La primera recogida, de 973 firmas, se realizó hace cinco años al comenzar a percibirse los primeros impactos, fundamentalmente los malos olores. Las otras dos campañas se han venido realizando desde el verano pasado hasta el momento de la entrega, siendo una presencial (808 firmas) y otra a través de la plataforma Change.org (660 firmas) que han sumado un total de 1.468 personas adheridas a la petición de medidas correctoras para reducir los impactos negativos de las macrogranjas en agua, tierra y aire, derivados fundamentalmente de la gestión de los purines. En esta petición se solicita también que se impida la instalación de más macrogranjas de ganadería industrial. A este respecto, la plataforma transmitió al alcalde la errónea calificación de estas explotaciones como ganadería, que permite su instalación en terreno agrícola, cuando su actividad tiene impactos propios de una industria.
Impacto negativo en el municipio
La Plataforma reconoce que la actitud del alcalde fue de escucha y diálogo y como puntos de encuentro destaca el reconocimiento de los impactos negativos y de la escasa incidencia real de las instalaciones de ganadería industrial en el desarrollo económico y social del municipio, objetivo que inicialmente motivó la aprobación de la macrogranja actual de 6.370 cerdos de cebo. Concretamente a las arcas municipales solo aporta el correspondiente impuesto de bienes inmuebles (IBI), ha generado apenas dos puestos de trabajo, que son los de los promotores, y ha abierto una brecha social para la convivencia del pueblo, que ha llevado a muchos vecinos a sentir miedo de manifestarse en público en contra de la macrogranja.
Por su parte Francisco Cócera indicó que hay mucha limitación a la hora de controlar los vertidos ilegales de purines, pues no se dispone de personal propio para tales funciones. Del mismo modo, trasladó otras dificultades. Por un lado, la facilidad con que los promotores adquieren terrenos de otros propietarios, que obtienen así un rápido beneficio económico de unas tierras cada vez menos empleadas para la producción agrícola, y, por otro lado, el propio marco legal, que permite esta industria aun con sus impactos medioambientales.
El alcalde sostuvo que hay muchas dificultades para que puedan instalarse más macrogranjas en el municipio, ya que actualmente no reúnen las condiciones establecidas en el marco normativo. También informó de que el Ayuntamiento está construyendo con residuos sobrantes de una empresa de construcción local un cortavientos para mitigar los malos olores procedentes de la instalación situada a poco más de un kilómetro, aunque esta es una medida a medio-largo plazo. En referencia a la actual moratoria al porcino industrial vigente en la región hasta finales de 2024, el alcalde reconoció que, de momento, la Junta no se ha reunido con los alcaldes de ayuntamientos afectados por estas instalaciones, del mismo modo que no ha hecho con las asociaciones del movimiento ciudadano en contra de la ganadería industrial.
Peticiones de la plataforma
Desde la Plataforma se solicitó una mayor labor pedagógica para que la ciudadanía tome conciencia de que los impactos de la macrogranja no son sólo los que se perciben actualmente, sino que a largo plazo implican una pérdida de biodiversidad y condiciones de vida saludable, las cuales hacen que el pueblo sea menos atractivo, tanto para el arraigo como para el turismo. De hecho, las viviendas en venta han aumentado de forma acusada sin que haya personas interesadas en adquirirlas. También se le trasladó al alcalde que la petición se ha elevado a las administraciones provincial, autonómica y estatal instando a que pongan a disposición del Ayuntamiento los medios necesarios para hacer frente a las medidas correctoras necesarias, y así garantizar el derecho constitucional a un medio ambiente adecuado para el desarrollo de las personas.