En 1995, una veintena de mujeres de Ledaña (Manchuela Conquense) defendieron el agua de su pueblo ante el temor a que se contaminara por la cercanía de una explotación ganadera. Usaron todos los medios a su alcance y, ante la dejadez de las autoridades, llegaron a encerrarse en el Ayuntamiento hasta que no se les diera una solución.
Y lo consiguieron. El ayuntamiento se comprometió a alejar el corral de ganado del pozo de donde se abastece todo el pueblo.
Hoy, 30 años más tarde, Ledaña se vuelve a enfrentar al riesgo de que su agua se contamine, esta vez por una macrogranja porcina (la segunda) que inicialmente cebará 5.000 cerdos al año, que consumirán 7 millones de litros al año y producirán 4,3 toneladas de purines. Esto en un pueblo que ya se ha declarado vulnerable a los nitratos por el Gobierno de C-LM.
(Damos las gracias al personal de la Biblioteca Pública del Estado en Cuenca por ayudarnos a encontrar los ejemplares que traían los artículos).
