¿Quiénes somos?

Pueblos Vivos Cuenca es una asociación que nace en julio de 2017, formada por vecinas y vecinos de distintas localidades de la provincia de Cuenca y Ecologistas en Acción Cuenca.

En este mapa puedes ver las plataformas locales que lo componen y puedes pinchar en la dirección para saber más detalles:

Durante el verano de 2017 comienzan a proliferar diversos proyectos de explotaciones industriales de ganado porcino en la provincia de Cuenca, amenazando su modelo de desarrollo económico, su entorno natural y la calidad de vida de la población de estas localidades.

Ante la pasividad de las instituciones, algunos habitantes de estos municipios se ven en la necesidad de movilizarse e intentar evitar la instalación de las enormes explotaciones. Lo que comienza como recogidas de firmas o presentación de alegaciones a algunos de los proyectos, pronto resulta insuficiente ante la avalancha de nuevos casos repartidos por toda la provincia.

Por ello se crea una asociación que agrupe y organice los movimientos vecinales de todas las localidades afectadas con el fin de frenar el boom de macrogranjas porcinas y proteger el futuro del medio rural de esta región.

Pueblos Vivos Cuenca realiza charlas informativas con el fin de dar a conocer la problemática de este tipo de ganadería intensiva, coordina las movilizaciones y protestas vecinales y lucha por la vía legal para evitar el daño medioambiental, social y económico de este modelo que quiere imponerse en las zonas rurales.

La problemática

El modelo de integración ganadera lleva al extremo el control de la producción ganadera por parte de las grandes empresas (integradoras): animales, pienso, medicamentos…, todo menos las instalaciones (que las tiene que poner el/la ganadero/a) y menos la gestión de los purines.

Al ser explotaciones muy grandes la cantidad de carne producida es mucha y el/la ganadero/a no tiene capacidad para venderla por lo que necesita a estas empresas integradoras. De esta forma, el/la ganadero/a tiene que aceptar el precio que le diga la empresa, no tiene otra opción.

En el caso de la producción porcina, la dependencia de “los mercados internacionales” es muy alta porque precisamente el boom de la producción en nuestro país viene dado por el aumento en la demanda de países como China e India. De ahí que se hable de la burbuja del porcino puesto que cuando estos países encuentren otras zonas donde producir su carne más barata se pinchará la burbuja en España y los ganaderos y ganaderas se encontrarán con deudas que pagar por las enormes instalaciones que están construyendo.

Por todo esto, cabe preguntarnos si el modelo de integración ganadera es el más conveniente para el ganadero. La respuesta es clara y rotundamente que no, ya que es rehén de las decisiones que tome la integradora.

No es bueno para las personas consumidoras, puesto que la carne producida es de muy baja calidad;

no es bueno para los animales, que viven sometidos a terribles condiciones que les causan sufrimiento y les llevan más allá de sus capacidades físicas;

no es bueno para el entorno natural y sus aguas, que son contaminadas con los nitratos de los purines;

no es bueno para nuestro patrimonio cultural, que se devalúa al lado de estas instalaciones industriales;

no es bueno para uno de los pilares económicos de nuestras zonas rurales, el turismo

no es bueno para la salud pública, que se ve amenazada por las superbacterias resistentes a los antibióticos que se originan en las granjas intensivas. No es bueno para nuestros pueblos.

Desde el mundo de la política escuchamos voces que hablan de revertir la despoblación del mundo rural, no saben o no quieren saber nuestros/as representantes políticos que lo que necesitamos es, sobre todo, que nos respeten. Que no hagan políticas públicas contra nosotros y nosotras, habitantes de los pueblos.

La Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha apoya el modelo ganadero de integración vertical, ayuda económicamente a las empresas cárnicas que pretenden llenar nuestros municipios con grandes explotaciones industriales, que no generan empleo sino que lo destruyen.

Por eso, vecinas y vecinos de zonas rurales nos hemos unido para decir BASTA, nuestro dinero no puede utilizarse en beneficio de unas pocas empresas cárnicas para destruir nuestro entorno y despoblar aún más nuestros pueblos.

Manifiesto por unos pueblos vivos

QUEREMOS… que se respete nuestro recurso más preciado: el agua. Muchos años luchando para proteger nuestra agua, para ahora tener un gobierno que quiere trasvasarla a las macrogranjas. No queremos ni un trasvase ni otro. Las grandes explotaciones ganaderas requieren mucha agua para el consumo de los animales y para la limpieza de las instalaciones.

QUEREMOS… un agua limpia y sana. Los purines esparcidos por las tierras de cultivo llegan finalmente a los acuíferos y contaminan el agua con nitratos. Esto ya ha ocurrido en muchas zonas donde el agua ya no es potable por contaminación.

QUEREMOS… seguir respirando un aire limpio, no un aire con altas concentraciones de metano y amoniaco, que se han demostrado como cancerígenos.

QUEREMOS… una tierra sana. Nuestras tierras ya están contaminada por el exceso de fertilizantes agrarios. Hay que reducir el uso de nitratos, no aumentarlo.

QUEREMOS… una ganadería extensiva, tradicional, que beneficie al tejido económico y social de la zona donde se ubica y aporte valores añadidos como prevenir incendios o abonar la tierra sin contaminar.

QUEREMOS… una vida digna para todos los animales. En las macrogranjas viven hacinados sin ver la luz natural y son cebados forzosamente para aumentar la productividad. Rechazamos el abuso de antibióticos que realiza la ganadería intensiva.

QUEREMOS…  empleos dignos para nuestras/os ganaderas/os.

QUEREMOS… un turismo rural sostenible, atraer visitantes por nuestro rico entorno natural y cultural. No ahuyentarlos con paisajes industriales, malos olores y aguas contaminadas.

QUEREMOS en definitiva que no se envenene nuestra agua, tierra y aire por generar beneficio económico para unos pocos .